La sociedad comunista

Para destruir la propia burguesa, Marx propuso un periodo de transición en el que el poder político quedaría en manos de los propietarios. Se trataría de una dictadura del proletariado, cuya consecuencia sería que la clase trabajadora estuviera en el poder, como antítesis de la época inmediatamente anterior en la que el poder recaía sobre el capital. La dictadura del proletariado permitiría destruir definitivamente los últimos restos del capitalismo. El Partido de los Trabajadores alcanzaría todo el poder del Estado. La cúpula del partido, única fuerza en el poder, permitiría entonces traspasar los medios de producción a los trabajadores. La cuestión era deshacer los parlamentos, pero no para crear sustituyéndolos otros mecanismos de sometimiento.

Después de este triunfo, los trabajadores dispondrían de una única institución política. Allí se manifestaría del modo más claro la democracia real; en la fábrica, por medio de elecciones, eligiendo no sólo a quienes hubieran de desempeñar una tarea en las asambleas, sino también destituyendolos. Marx expuso los puntos más prácticos de la dictadura del proletariado, es decir, los pasos para hasta llegar a la consecución de un estado sin clases. Es así como podría crearse el comunismo, para la que el desarrollo libre de cada uno debería ser condición necesaria para el desarrollo libre de toda la sociedad.