Características generales del renacimiento y de la revolución científica.
El renacimiento supone el inicio de la edad moderna. En el terreno político emerge el estado-nación que se basa en el poder centralizado de los monarcas y pretende terminar con el monopolio de los señores feudales.
La agricultura sigue siendo base de la economía, pero el comercio impulsado por los descubrimientos geográficos experimenta un gran desarrollo.
En lo que respecta al plano de las ideas el renacimiento supone el retorno al ideal cultural clásico y aparece una nueva manera de entender al hombre; una nueva cosmovisión, es decir, una nueva manera de entender el cosmos (el mundo). En la visión medieval, el ser humano se encontraba en el centro del cosmos creado por Dios. Sin embargo, tras la revolución científica, se concibe un universo infinito y sin jerarquías.
Surge el humanismo que se caracteriza por otorgar un papel primordial al mundo grecorromano y al ser humano que, a pesar de perder la posición central en la cosmovisión, se convierte en centro de estudio.
La política moderna, con la emergencia de los estados, se plantea la cuestión del poder y del orden en la sociedad. Este replanteamiento toma dos caminos: por una parte se defiende la necesidad de un poder central y fuerte (Maquiavelo lo defendía) y, por otra parte, encontramos las teorías utópicas de Thomas Moore. Otro aspecto es la revolución científica que se inicia en el renacimiento hasta la ilustración en el siglo XVIII.
La nueva ciencia es mecanista, es decir, no pretende buscar explicaciones supranaturales a los fenómenos, sino exclusivamente empíricas, científicas. En esta revolución participan científicos como Kepler, Galileo y Newton, que aportan dos nuevas concepciones a la filosofía. Por un lado,
